LAS CUATRO ENSEÑANZAS QUE NOS DEJA EL CORONAVIRUS
Por Marcelo H. Echevarría (1)
Cierta vez me dijeron y me quedó grabado a fuego, “escribes un artículo largo y nadie lo lee”, por lo cual, seguidamente, enuncio los 4 puntos que integrarán este análisis para que cada uno lea el que le interesa, acudiendo directamente a ellos sin necesidad de leer el resto, siendo éstos:
a) La antítesis que tira por la borda la afirmación por la cual las personas de más de 50 años culminarían su vida laboral.
b) Las falencias de gestión de los gobiernos ante la crisis epidemiológica y el rol de los médicos.
c) Los denominados “gabinetes de crisis” de empresas. ¿Cuál es su objetivo, el manejo de la crisis o la especulación? El rol de los Bancos.
d) Los buenos vecinos, quienes resultaron ser delincuentes en potencia.
-A- LA ANTÍTESIS POR LA CUAL LAS PERSONAS DE MÁS DE 50 AÑOS CULMINAN SU VIDA LABORAL.
En primer lugar, un duro cuestionamiento a los profesionales de las interdisciplinas que impusieron el criterio a nivel mundial que las personas de más de 50 años ya no eran útiles laboralmente.
En plena crisis se los llama a los expertos para que ayuden y colaboren con la epidemia, siendo éstos los seniors 4.0.
Ahora bien, si antes eran discriminados por portación de un documento el cual informaba la edad, frustrándolos hasta el cansancio en la búsqueda de un empleo a fin de obtener un salario y reciprocarlo con su experiencia en determinadas materias, a ese segmento social altísimamente productivo, los que antes los dejaban de lado, discriminándolos, podrán explicar, ahora en plena crisis, ¿Cuál sería el fundamento para llamarlos a colaborar?
Si no eran útiles en épocas normales, ¿Por qué lo serían en plena crisis? Y aún más, encontrándose muchos de ellos inmersos en factores de riesgo para sus vidas.
A mi criterio existen tres explicaciones:
1. la crisis dejó expuesto un gran déficit de experiencia que padece la generación representada por quienes, antes, eran los únicos supuestamente aptos para las diversas tareas y la toma de decisiones sensibles que se debatían en la pirámide de las organizaciones.
Por dicha razón, las decisiones consensuadas entre el sano complemento generacional (jóvenes y seniors4.0) es el que redundó en los mejores resultados en esta época crítica que atravesamos.
2. En muchos casos pude experimentar la existencia de gente joven en altísimos cargos de empresas que exteriorizan recurrentes miedos y hasta pánico ante la crisis, justamente, por no haberlas vivenciado anteriormente.
Ante ello, se solicitó la colaboración de los hombres y mujeres que antes habían ocupado por años esos cargos (muchos de ellos encontrándose retirados, jubilados o desempleados) para que ayuden a aquellos a paliar las situaciones que se presentan en lo cotidiano, lo cual lo vienen realizando de manera óptima.
3. Algunas personas de las que son llamadas a colaborar tranquilamente podrían quedarse en sus casas, toda vez que, como se dijo anteriormente, muchas de ellas presentan factor de riesgo.
Sin embargo, en las actividades permitidas o esenciales en esta cuarentena obligatoria, aquellos son los primeros que, tomando todos los recaudos, acudieron a prestar servicios, contrariamente a muchos jóvenes que solicitaron y presentaron certificado médico psiquiátrico, a fin de llevar la crisis por videoconferencia desde sus casas ante trastornos varios de tipo psicológico o psiquiátrico.
Por estas consideraciones parecería atinado que, desde los accionistas de las empresas, responsables de las diversas organizaciones financieras, multinacionales, los funcionarios gubernamentales, etc. pidan explicaciones a todos aquellos que por años sostuvieron que lo mejor y más conveniente era la contratación de gente que no superara cierta edad, el motivo por el cual asesoraron de esa manera, lo cual aparejó un déficit en la dirección de esas empresas, considerando lo que hoy surge de los datos duros nacidos de la cruda realidad.
Quedó expuesto a partir del coronavirus que lo necesario para el buen funcionamiento empresario y la toma de decisiones es la interrelación o trabajo mancomunado entre la juventud y la experiencia, y de eso, a futuro, no existe réplica que pueda contrarrestar dicho argumento, toda vez que en la crisis se ve la realidad, la cual se esconde o pasa inadvertida en tiempos de normalidad.
-B- LAS FALENCIAS DE GESTIÓN DE LOS GOBIERNOS ANTE UNA CRISIS.
Me detendré en lo sucedido en España y seguramente replicado en otros países.
Días atrás escribí un artículo en Linkedin (el cual aquí enlazo), exponiendo la grave negligencia de todo un gobierno al subestimar una crisis viral, es más, promoviendo actividades multitudinarias cuando de esa manera se propagaba aún más el virus.
Esa imprudencia, cadena de mentiras, ocultamientos, etc., al día de hoy costó 21.238 muertes solo en España y esa estadística, lamentablemente, va es ascenso.
Entonces, ¿Para qué abonamos importantísimos impuestos si el propio Estado no cuida a sus ciudadanos?
España se encontró en estado de indefensión y con una total falta de previsibilidad para paliar una pandemia.
Los abuelos, los grupos de riesgo, etc. murieron por un déficit sanitario que hizo implosionar a uno de los mejores sistemas de salud de Europa como lo es el español.
Ahora bien, ¿el Estado seguirá cobrando impuestos a quienes por el estado de alarma o cuarentena (como lo denominamos en Argentina) no percibe ingresos?
Más allá de haber dejado indefensa a la ciudadanía atacada por este feroz virus de propagación letal, ¿hoy se podría a esa sociedad impactada por un mortal golpe en la línea de flotación, solicitarle que abone una porción de sus ahorros (no aludo a ingresos porque no los hubo al estar paralizada la actividad) en concepto de carga impositiva a sus gobernantes? ¿Con qué justificación? ¿Quizás para mantener servicios esenciales? ¿O los costos de la política?
EL ROL DE LOS MÉDICOS Y PERSONAL DE LA SALUD
La sociedad española no fue conducida por los gobernantes.
Éstos, por lo que leí y analicé, se mantuvieron perplejos, sin reacción, negando la cruda realidad, dejando a la buena de Dios a sus ciudadanos.
Fueron los propios ciudadanos con vocación de servicio quienes salvaron a innumerables personas de la muerte y hablo en general, desde camilleros, hombres y mujeres afectados a la limpieza de los hospitales, quien maneja una ambulancia, policías, sanitaristas, enfermeros, y médicos entre muchos otros.
Los médicos con paupérrimos recursos e ínfimos suministros, de entrada, paliaron una crítica situación sanitaria que se desbordó, con las consecuencias hoy a la vista.
No son gratuitos los aplausos desde los balcones, como tampoco esa canción que los motiva, cuyo título es “Resistiré”
El ciudadano no es ingenuo y sabe que la actuación de esos profesionales salvó a miles de vidas.
Por ello el gran reconocimiento todas las noches hacia ellos mediante un efusivo aplauso generalizado.
Pero a mi criterio, esos reconocimientos, como el de otros tantos de particulares que públicamente se informan a diario, no son sustanciales para retribuir todo este esfuerzo de los profesionales de la salud.
Por dicho motivo propongo que en lo inmediato los profesionales de la salud tanto españoles como argentinos, obtengan un sustancial aumento de sus salarios (mínimo se dupliquen) como una medida postergada desde épocas remotas y, de esa manera, la sociedad, mediante ese incentivo dinerario, reciprocará con sus impuestos (el cual no debe aumentar para tal cometido) una labor excepcional de notoriedad mundial.
En el hipotético caso que alguien afirme la inexistencia de presupuesto para esta iniciativa, propongo partidas especiales creadas a tales fines o, que, desde la política, se defina una metodología ajustando los gastos superfluos para lograr esa partida adicional.
No bastan los aplausos, sino la motivación y el respeto por una profesión de riesgo como son los médicos, la cual actualmente es pésimamente remunerada, tanto en Argentina como en España.
-C- LOS DENOMINADOS “GABINETES DE CRISIS” EN EMPRESAS. ¿CUÁL ES SU OBJETIVO EL MANEJO DE LA CRISIS O LA ESPECULACIÓN? EL ROL DE LOS BANCOS-
Mi abuela decía siempre que “es muy fácil administrar herencias recibidas, pero muy difícil administrar pobreza”.
Por lógica, en momentos de crisis los que nos especializamos en esta temática sabemos perfectamente que lo que debemos preservar a rajatabla es a la empresa en marcha, debemos esforzarnos por no tener contingencias jurídicas o al menos atenuarlas al mínimo posible, dejar de lado los egos y mantener diálogos fluidos con las partes en un conflicto (sean entre los socios con posturas encontradas, sindicatos, proveedores, bancos, empleados o ejecutivos, entre otros), respetarlos (toda vez que en muchos de ellos la incertidumbre juega un rol que les acarrea pánico y friccionan o se alteran constantemente) como también gozar de una reputación profesional y personal en el mercado marcada por la solidez técnica, la sinceridad y la templanza para el manejo de situaciones de conflicto, toda vez que, si no contamos con ello, no se podría lograr ninguna medida provechosa a fin de procurar el objetivo que nos fue confiado para su tratamiento.
Ante esto tenemos dos deberes previos a realizar, consistiendo el primero de ellos en evaluar la situación en particular y presentar un informe a los accionistas para que éstos lo aprueben o, bien, emitan observaciones.
Con las correspondientes observaciones o su aprobación, la segunda fase consiste en presentar esa evaluación de crisis ante los CEOs y demás directivos de la organización para su implementación y puesta en marcha.
¿GABINETE DE CRISIS O ESPECULACIÓN?
Ahora bien, tengo conocimiento que muchos de los denominados “gabinetes de crisis” formados por el tema coronavirus en las empresas, tienen como único horizonte el aprovecharse de esta situación coyuntural atípica y tomar medidas de alto impacto para lograr mayores utilidades de los accionistas (ejemplo: despedir miles de personas, o prescindir de servicios esenciales, romper la cadena de pagos con los proveedores, entre otros, aun existiendo las previsiones monetarias para paliar esta contingencia).
Más allá de la decisión, que puede ser calificada como óptima, desacertada, ética o antiética, lo cierto es que se distorsiona la actuación del denominado “gabinete de crisis”, cuando en la realidad resulta ser una convocatoria interdisciplinaria de profesionales para otro objetivo que, justamente, no es el manejo de la crisis, sino un manejo especulativo.
Ante ello, veo en muchas situaciones que, expuesta esta postura, la hipocresía puede más que el sinceramiento, manteniéndose bajo el argumento que es manejo de crisis y no meros actos de especulación.
Por supuesto, existen profesionales que prestan de esa manera sus servicios y de hecho lo realizan muy eficiente y eficazmente, pero lo cierto es que, de continuar la empresa en marcha, esas decisiones en el corto plazo, cuando la pandemia sea historia, no harán más que acarrar enormes costos operativos y muchísimas controversias por las responsabilidades que conllevan las mismas, hoy vistas como de enorme impacto positivo para los accionistas, pero mañana puede devenir en un efecto boomerang con altos costos políticos institucionales para el gobierno empresario o corporativo, tal lo sucedido en las recurrentes crisis de Argentina.
PRESERVACIÓN DE MANO DE OBRA Y ACTUACIÓN ANTE LOS PROVEEDORES
La negociación con los proveedores de insumos resulta importantísima en esta parálisis.
Algunos parten de una falsa premisa. “Puedo pagar, pero no les voy a pagar la deuda contraída”.
Ante ello, ¿Qué sucederá cuando se levante la cuarentena y se deba reiniciar a mayor o menor escala la producción?
Como es lógico el proveedor entregará sus primeros productos a quien, con esfuerzo, le abonó una parte o toda la deuda y dejará para la última instancia las entregas a quien especuló con los pagos aun pudiéndolo realizar.
Consecuentemente, ello conllevará a una pérdida de mercado o, en el mejor de los casos, un importante retraso en la entrega de mercaderías o insumos que impactará en la cadena de producción, lo cual, a su vez, conllevará a un retraso en los cobros, perjudicándose la empresa por la actitud especuladora asumida en la crisis.
LA CRISIS Y EL ROL DE LOS BANCOS
En otro orden, los que integramos esos gabinetes vemos de manera muy preocupante que los Bancos y Entidades Financieras no se encuentran a tono con la realidad coyuntural.
Asumen una postura dando cuenta como que su actividad fuera colateral a la crisis.
Ante esto, las PyMEs que no pueden abonar los salarios de su personal, acuden a los Bancos y, sumado a estrés que ocasiona esta época de convulsión social y económica, quienes deberían ser los aliados de sus clientes, se transforman en verdaderos desconocidos que, para acceder a un crédito promocionado desde el Estado, ponen palos en la rueda tornando al trámite muy dificultoso o de imposible realización.
El Banco Central de la República Argentina, lastimosamente, se encuentra en una actitud que me permito calificarla como de complicidad respecto de estos manejos dilatorios, toda vez que no existen normas claras como tampoco la intención de emitirlas a fin de hacerle más fácil sobrellevar esta situación al pequeño y mediano empresario o, si existen, son incumplidas sin sanción alguna.
Prueba de ello la obtenemos al ver las peripecias que deben realizar los empresarios pequeños y medianos para procurarse ese crédito y poder pagar los salarios de sus empleados.
Ante ello pongo en consideración que, de persistir esta actitud dilatoria, cientos de denuncias serán interpuestas a fin de que se supervise el accionar de las entidades privadas, toda vez que éstas desoyen los alcances de las instrucciones emanadas desde el Estado Nacional y, llamativamente, el Banco Central se mantiene en silencio o haciendo vista gorda de lo que acontece.
Los Bancos han ganado suculentos dividendos desde los últimos cuatro años a la fecha, percibiendo tasas de más del 100% anual, descapitalizando a empresas e individuos.
Sucedió lo obvio, quebraron miles de empresas, Argentina recayó en una profunda recesión y a ello se le sumó la parálisis por cuarentena ante el efecto coronavirus.
Por lo tanto, la crisis es doble, la recesiva que viene del 2017 sumada a la parálisis por cuarentena.
Si hoy deseamos mantener una empresa en marcha, el principal aliado del empresario debe ser el Banco, toda vez que, sin crédito, detona la macroeconomía, y allí no existirá gabinete de crisis que pueda mantener de pie a ninguna empresa.
Los argentinos, si algo tenemos, es experiencia en el manejo de crisis.
Pasamos dos hiperinflaciones, cinco default, años con cero crecimiento, confiscación de depósitos bancarios, trece ceros menos en los billetes, actualmente, según se dice, tendríamos 166 impuestos de más y, lo cierto, es que es un país patológicamente bipolar en lo que respecta a la economía, con una realidad bimonetaria, ya que utilizamos los pesos argentinos devaluados para las compras menores y los dólares para el ahorro o las compras significativas (inmuebles, automóviles, entre otros).
Todas estas situaciones equivalen al tratamiento de crisis, todas en conjunto y no separadamente, por lo cual, lejos nos encontramos de asimilarlas a un tema especulativo, sino, como manifesté en el primer párrafo de este capítulo respecto a lo que decía mi abuela “es saber y tener la experiencia necesaria para administrar la pobreza”, situación nada fácil por cierto ni para el empresario ni para sus asesores.
-D- LOS BUENOS VECINOS, QUIENES RESULTARON SER DELINCUENTES EN POTENCIA
Tanto en Argentina como en España una multitud aplaude a diario a los médicos, los admira y respeta a ultranza, pero un pequeño grupo aislado los intimida y hasta daña sus bienes por el solo hecho de instarlos a que abandonen sus casas bajo el pretexto de evitar contagios.
En Barcelona un grupo de vecinos le escribió en su automóvil a una médica “ándate rata contagiosa”.
Aquí aplica un principio elemental que sostiene que para conocer a un individuo en su fuero íntimo y tal como es su personalidad, se debe evaluar su actuación cuando: a) es jefe y tiene gente subordinada a su cargo; b) nunca tuvo dinero y de repente se encuentra con mucha cantidad de billetes (en Argentina se los denomina los “piojos resucitados”); c) cuando se encuentra en situaciones críticas, tal como en este caso, por el impacto de la epidemia.
A ese vecino que coloca un cartel anónimo, sin firma en los lugares comunes del edificio, o daña el automóvil de una médica, no lo mueve el miedo, sino el rencor, la envidia, el rechazo y su frustración al ver al profesional de la salud que, por el virus, cumple un rol protagónico y toda la sociedad lo aplaude.
Esa gente tóxica, no puede actuar sola o dando la cara, justamente, porque son cobardes.
Esa cobardía lleva a buscar complicidades y, sea manipulando a otros vecinos que se prestan a ello, o encontrándose con vecinos de idénticos pensamientos, se agrupan para cometer estos hechos bochornosos.
No hay que confundirse, no es miedo, son delincuentes.
El miedo o pánico cohíbe al individuo, lo paraliza, no lo deja actuar libremente, se recluye en sí mismo, puede experimentar trastornos depresivos, ansiedades recurrentes, pero lo importante es que el que está alcanzado por el pánico a la pandemia, no posee la fuerza como tampoco la intención de realizar un acto violento, sino que lo usual es que se recluya sin comunicación alguna con el exterior.
Concluyo:
Los buenos vecinos, la gente calificada con “normal” que veíamos a diario, cambiábamos opiniones, dialogábamos, etc. y hoy son los autores de estas atrocidades en Argentina incursas en el delito de discriminación e intimidación, mientras que en España en el denominado “delito de odio”, son delincuentes que, gracias a la crisis epidemiológica, se sacaron el velo y dejaron ver lo peor de sí, tal lo es el desprecio al prójimo.
Por lo tanto, sugiero que, anónimamente o estampando su firma en un acto de valorada valentía, todo vecino que conoce quien fue el protagonista de tal o cual acto de discriminación contra los médicos o personal de la salud, lo denuncie para que las autoridades puedan aplicar el mayor rigor de la ley, caso contrario, el silencio, los hará a todos cómplices por la actuación de unos pocos impresentables catalogados como “resaca social”.
(1) Abogado (UBA)- Especialista en Derecho Penal (UB)- Autor e Investigador de Derecho Penal en Argentina y en España.