La “campaña del miedo” previa a una elección
Por Marcelo H. Echevarría (1)
Tomaré como antecedente una serie de notas periodísticas, nacionales e internacionales, a fin de fundamentar si es óptima o no para la ciudadanía la denominada “campaña del miedo” previa a una elección.
Gonzalo Cortizo y Mario Pais Berro expresaron su punto de vista en el importante e ilustre medio periodístico español (eldiario.es) con una nota de mayo de 2015 donde textualmente sostenían que: “la política es un estado de ánimo y el miedo ha sido tradicionalmente el principal sentimiento utilizado por los partidos políticos para intentar condicionar el voto”.
En esa estupenda nota periodística citan al Profesor de la Universidad Carlos III Luis Orriols quien afirmará que “el miedo tiene un efecto movilizador sobre los propios votantes y un efecto desmovilizador sobre los votantes más moderados que podrían decantarse por la opción contraria”. A su vez, el profesor citado en esa nota sostendrá que: “las campañas negativas deprimen la participación y aumentan la desafección política de los ciudadanos” lo cual “no ayuda a generar un clima favorable alrededor de la política”.
La renombrada periodista María Menéndez, de la Corporación de Radio y Televisión Española (RTVE), en abril pasado con motivo de las elecciones en España del año 2019 sostuvo que: “Las formaciones políticas han arrancado este jueves a las 00:00 con la campaña oficial vendiéndose como “voto útil” y llamando a la movilización con doble estrategia: venderse como la mejor opción para el país y apelar al miedo para impedir que gobiernen sus rivales”.
En nuestro país, fue contundente sobre este aspecto la columna titulada “Miedo” del reconocido periodista argentino y director del Multimedios Pilar, Provincia de Buenos Aires, Sergio Abrate quien aludirá a que: “Desde hace un tiempo a esta parte, existen sectores que votan mucho más impulsados por el odio, el rechazo al otro que por el ideal que mayormente los representa…” y culminará afirmando: “Son trampas tendidas al votante y negocio para los bandos en pugna. Es nuestra responsabilidad qué tipo de campaña asumir. Porque del miedo, del odio, de la difamación personal, jamás podría salir nada bueno”.
De este compendio de ideas plasmadas por los comunicadores de relevante prestigio nacional e internacional me focalizaré en lo que a mi criterio representa la “campaña política del miedo” a fin de captar votos.
Más allá de las evaluaciones y estudios que se realicen al respecto y que obviamente contendrán una contundencia en el resultado de la votación, es altamente penoso que al votante se lo subestime haciéndole entender que el futuro en manos de fuerzas opositoras u oficialistas de turno será nefasto, terrible, tétrico, entre otros calificativos, si no votan a tal o cual fuerza política.
A mi criterio es un síntoma de debilidad que exterioriza la falta de fundamento a la hora de explicarle a la ciudadanía los proyectos a futuro, cómo mejorarán su calidad de vida, los planes a encarar para salir de una eventual crisis (ya sea económica, política, social o de credibilidad), las prioridades a encarar para el surgimiento de la economía, salud, educación, como de igual manera qué medidas cortoplacistas se llevarán a cabo a fin de disminuir las estadísticas de pobreza y marginalidad.
Por lo tanto, la fuerza política que motoriza la “campaña del miedo” es la verdadera temerosa respecto de los resultados que podrían sobrevenir en el marco de una futura elección.
En cambio, aquella que le inyecta a la ciudadanía un atisbo de esperanza, positividad, en un claro mensaje que el futuro será mucho mejor que el presente demostrando lo antedicho con proyectos y no con palabras vacías de contenido, entiendo que logrará la confianza del ciudadano, y éste, a la hora de entrar al cuarto oscuro a fin de emitir su voto, le otorgará a esa fuerza política altas posibilidades de llegar o continuar en el poder.
Por lo tanto, no estoy de acuerdo en el mensaje que nos transmiten dando cuenta que debemos votar al menos malo.
Sí estoy de acuerdo con votar al más confiable en el actual contexto político, económico y social, siempre afianzando la democracia y erradicando de plano todo sistema dictatorial.
(1) Abogado (UBA) – Especialista en Derecho Penal (UB)